viernes, 5 de marzo de 2010

8,8 Grados: Terremoto Sacude a Chile


Imposible quedar impávido frente a lo sucedido. Cómo no reflexionar al respecto. Cómo no comentar la tragedia que nos impacta. Sí amigos, lo mejor y lo peor del ser humano se manifiesta claramente en situaciones como esta. Lo peor, los saqueos, robo, el vandalismo, egoísmo, individualismo, bajeza moral. Lo mejor, los gestos de solidaridad, la esperanza, la ayuda de todos los que tenemos la denominación de chilenas y chilenos. Hemos sido protagonistas y testigos de nuestro propio reality… Gritos, llantos, histeria colectiva, todo en un solo capítulo, en vivo, en directo y sin interrupciones. Muchas personas, muchos seres humanos, miles de chilenos han sufrido con esta tragedia. Cientos lamentablemente han perdido la vida. Otros tantos lo han perdido todo: casas, camas, muebles, en fin, todas sus pertenencias.


Debo ser preciso en esto, la naturaleza se ha encargado una vez más de dejarnos en claro que somos visita en este mundo. Los movimientos de los continentes, las placas tectónicas, las corrientes marinas, el viento, la tierra y el agua han estado aquí por 4.650 millones de años. Nosotros, los seres humanos, aparecimos sobre esta tierra hace tan sólo 6 millones de años, pero nuestra omnipresencia, avasallante y notoria pareciera señalar que estuvimos aquí desde siempre, con nuestros edificios, nuestros puentes y nuestras antenas. Creemos tener la autoridad para hacer lo que queramos, construir nuestras casas a orillas del mar, nuestras instalaciones en la cima de los cerros, nuestras estructuras en las profundidades de la tierra.


Chile, un país que justamente el 2010 cumple 200 años de vida, tiene muy pocas razones para celebrar y muchas para seguir adelante, refundarse, en especial, en las regiones más afectadas por el terremoto, y sobre todo, en aquellas localidades emplazadas a orillas del mar entre la sexta y novena regiones, muchas de las cuales, desaparecieron en el acto a raíz del posterior Maremoto. Muchas chilenas y chilenos han sufrido doblemente esta tragedia, un terremoto que remeció el alma de chile y un Maremoto que arrasó con todo.


Nuestro querido Mulchén, en general, no parece haber sufrido daños estructurales graves, ha de haber, sin lugar a dudas, problemas en varios lugares, pero seamos realistas, las principales dificultades son de conectividad, abastecimiento y suministros básicos (en sectores rurales). Esto, obviamente lo señalo a partir de los antecedentes que tengo conocimiento y desde la comodidad de mi casa, la que afortunadamente no resultó dañada.


Pero mi interés, desde mi condición de docente, es enfocarme en el otro movimiento telúrico, el que ya muchos denominan como terremoto moral. Personalmente creo que este movimiento tiene dos expresiones: el moral (lo bueno) y el inmoral (lo malo). En cuanto a esto último, los robos y saqueos de electrodomésticos, plasmas y lavadoras, a las 24 horas de haber ocurrido el sismo, no amerita mayor comentario… claramente algunos chilenos y chilenas mostraron la hilacha. El epicentro de este terremoto fue Talca y el Gran Concepción. Curiosamente las ciudades más pobladas, en las que la vida en comunidad es reducida, donde prima la competencia y el egoísmo. Este terremoto inmoral también se expresa en aquellas personas que corrieron a los supermercados a acaparar la mayor cantidad de productos y alimentos. Conducta que al igual que la anterior no resiste mayor análisis. Aquí también se incluyen quienes, inescrupulosamente, echaron a correr rumores sobre eventos catastróficos posteriores al sismo y tsunami, de lo cual nada ocurrió.


Este terremoto violento, de magnitudes bíblicas, sólo comparable con lo ocurrido con Sodoma y Gomorra, parece que afectó nuestra conciencia y hasta lo más profundo de nuestra alma.


En cuanto a la expresión moral de este terremoto, ésta se manifiesta en aquellas personas que una vez ocurrido el mismo, inmediatamente ayudaron a los demás, concurrieron a colaborar con alimentos no perecibles, acogieron a sus vecinos que lo perdieron todo. Están también las manos que llenan las cajas de ayuda que irán a parar a quienes más lo necesitan, las personas que han depositado dinero en las cuentas bancarias que se han dispuesto para el efecto. También se cuentan a quienes denunciaron a los rapiña que saquearon locales comerciales. La expresión moral, opuesta a la inmoral, es el regalar, ayudar y solidarizar concretamente con quienes necesitan del apoyo de Chile. Esta tragedia igualmente nos ha permitido conocer y compartir con nuestros vecinos, ser más sociables, colaborar con alimentos y esperanzas.


Lentamente el miedo, la histeria, la inseguridad, la psicosis colectiva y la desesperanza, han ido dando paso a la calma, la tranquilidad, la solidaridad y la esperanza que las cosas mejoraran. Las personas decentes han aparecido, dejando atrás a los indecentes que mostraron lo peor de nuestra especie. Los seres humanos, nos hemos dado leyes, como el respeto a los demás, a la propiedad pública y privada, que nos diferencia del resto de los animales. Esto es lo que efectivamente debe primar. Debemos aprehender de lo ocurrido, estamos llamados a comprender que los terremotos, los maremotos y los tsunamis, han existido desde siempre, han ocurrido y seguirán sucediendo, por ello, nuestra tarea es aprender a convivir con estos fenómenos, conocerlos y entender que son parte de nuestra geografía.


Más temprano que tarde desaparecerá el miedo y el estrés, volveremos a la calma, reconstruiremos las casas y edificios, levantaremos los puentes y carreteras, repararemos las fábricas e instalaciones. Recuperaremos lo material, nuestras posesiones, pero requerirá mucho más tiempo, más esfuerzo y dedicación, más educación, conseguir una conciencia moral que nos permita enfrentar de mejor forma nuevas catástrofes. Debemos trabajar duro para reconstruir Chile, su infraestructura física y, principalmente, su estructura moral.

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