martes, 15 de mayo de 2012

El Fantasma del Acarreo y el Clientelismo Político

Estamos próximos a una nueva elección municipal, proceso eleccionario que estará provisto de un nuevo ingrediente, "la inscripción automática y el voto voluntario". A prácticamente dos décadas del retorno a la "democracia" en los municipios, las/los ciudadanos tendremos nuevamente la oportunidad de elegir a nuestras autoridades locales. En un contexto totalmente diferente, pero con los "viejos nuevos" temas instalados en la agenda pública (educación, desigualdad, participación)

Los movimientos sociales recientes, principalmente impulsados por los estudiantes universitarios, pero compartidos por gran parte de la sociedad chilena, muestran claramente una corrosión sistemática de la clase política y un agotamiento de los "rebeldes adaptativos" con respecto al sistema político y económico predominante.

Las promesas de erradicación de la pobreza, de una mejor distribución del ingreso, de más y mejores oportunidades para alcanzar el tan anhelado bienestar para todos los ciudadanos parecen agotarse como estrategia para capturar los votos de las/los vecinos. La clase político imperante reacciona con ignominia frente a éstos nuevos ciudadanos que exigen la definición participativa de un renovado ordenamiento político, jurídico, económico. 

Ya no convence el discurso barato del "servidor público" o "yo quiero trabajar por ustedes". En esta oportunidad, los candidatos tendrán que meter la mano hasta el fondo del bolsillo, o conseguir los apoyos económicos necesarios, para movilizar "voluntariamente" a las/los votantes hacia las urnas. Aparecerá con más fuerza que nunca, si es que ya no, desde uno y otro lado, el "acarreo y el clientelismo político" como prácticas para conseguir los tan deseados votos. Ya no bastarán las ideas, las palomas, gigantografía o los puerta a puerta para motivar a la masa electora hacia los centros de votación. Como nunca antes, la "plata" definirá en gran medida la llegada al sillón municipal desde uno u otro lado.

Muchos autores y analistas sostienen que este "experimento democrático" del voto voluntario tenderá a elitizar la elección y a perpetuar el acarreo y clientelismo político como medios para arribar al municipio. Votarán los más informados e interesados en que alguno de los candidatos sea el elegido. Esta práctica, que es tradicional en América Latina, en donde está inserto Chile, se ha venido implementado, en menor o mayor grado, en los diferentes procesos eleccionarios  desde el 90 en adelante, profundizándose a partir del modelo económico reproductor de la pobreza y de un estado subsidiario y proselitista.

La gran apuesta de la clase política, con la inscripción automática y el voto voluntario, es la incorporación de una masa importante de la población, en especial jóvenes, a éstos procesos de elección de representantes, sin embargo, los más probable es que termine ocurriendo justo lo contrario y que sean los más "Termocéfalos" quienes definan la elección.