Entonces sus ojos se iluminaron y con voz serena, pero firme, señaló: "Con un ojo abierto para ver aquello que algunos han mal llamado realidad y con el otro bien cerrado para imaginar su propia verdad". Luego de un estudiado silencio replicó: "La mediocridad parece haberse apropiado, como religión, de los tiempos que vivimos. Yo y mi no Yo nos negamos rotunda y tajantemente a ser parte de esa masa uniforme. Desistimos del proyecto común que embarga el hacer y el no hacer, el decir y el no decir, el ser y no ser.
Y si frente a esta postura somos conden
ados por lo no juzgados, sentenciados por los nunca procesados, entonces soy culpable y no culpable por decir y no decir mi verdad".
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